DECLARACIÓN PÚBLICA
En los últimos días hemos sido testigo de la movilización protagonizada por profesores del sector público quienes utilizando una de las tantas herramientas legitimas de lucha de los trabajadores como es la huelga, han develado la precarización de las condiciones laborales tanto del propio magisterio como de los trabajadores en general. Proceso arrastrado desde la dictadura y que bajo los gobiernos de la concertación se ha continuado profundizando al seguir desconociendo los derechos de los trabajadores de la educación y sus reivindicaciones históricas.
La deuda histórica no es más que un claro ejemplo de otros de los mecanismos de pauperización de las condiciones laborales que se originó en la década de los ochenta, cuando la dictadura traspasó la responsabilidad estatal de la educación a los municipios, con el so pretexto de descentralizar, para supuestamente obtener una “mejor administración” y “mayor eficiencia” de todas aquellas instituciones administradas por el Estado. Justamente de todas aquellas destinadas a atender las necesidades sociales básicas de la población, en especial de los más vulnerables.
Es un hecho que esta precarización apuntó no sólo al ámbito económico, sino también a la desvalorización y cuestionamiento de la labor docente. Es así que de un momento a otro los profesores se transformaron en los culpables de las carencias incluso, estructurales de la educación chilena.
Cada reajuste obtenido ha sido parte de un proceso de lucha permanente del cuerpo docente y en ningún caso una regalía de los gobiernos concertacionista. A pesar de ello, entendemos que todos estos avances, aún no logran equiparar las condiciones salariales y laborales de otros profesionales del país. Médicos, ingenieros, arquitectos, abogados y otros tantos profesionales universitarios obtienen beneficios morales y económicos, considerablemente superiores a muchos de nuestros trabajadores de la educación que han entregado los mismos años de dedicación académica y los mismos esfuerzos económicos que ello implica.
A la luz de los hechos, podemos afirmar que no existe una política errática en los gobiernos de la Concertación, que todo lo que han hecho fue y ha sido estructurado como fue pensado… continuar con las directrices dictatoriales y por ende, conducir al fin de la educación Pública, y de toda empresa estatal. Basta de otorgar a las autoridades concertacionistas la idea de que lo que han hecho son parte de errores casuales, de que han traicionado principios, puesto que la realidad nos demuestra hoy más que nunca, que muchos tuvieron claro el camino hacia la sociedad de libre mercado y hacia la destrucción de una sociedad solidaria y colectiva.
Se quiere hacer creer a la opinión pública que el problema de la educación es un tema de pruebas SIMCE , PSU y, en este contexto de Paro, la pérdida de clases. Sin embargo, no se apunta a la crisis endémica de la educación, aquella que ha conducido a nuestro país a bajar todos los índices realmente importantes de la misma. Claro está que al gobierno le importan los datos, esos que no hablan de personas, poblaciones, villas y pueblos, sólo de números.
De igual manera, no queremos ser injustos, y debemos reconocer que, por supuesto, a los gobiernos de la Concertación les ha importado educar a su ciudadanos, pero siempre prevaleciendo el criterio de masificarla preparando mano de obra calificada y barata, esa que necesita con urgencia la economía de libre mercado (se dice, para hacer surgir al país)
El lema “un pueblo instruido y educado es un pueblo peligroso”, pareciera ser el perfil que inspira a la Concertación y sus amigos de la derecha, más aún cuando se ha asumido la validez legítima del capitalismo, donde las escuelas deben competir entre sí para sobrevivir. No cabe duda, que la Educación continuará en peligro mientras se siga regulando mediante las lógicas del Mercado.
Hoy con toda certeza, postulamos que es necesario recordar y validar que todas las formas de lucha adoptadas por los trabajadores de la educación y los empleados públicos son legítimas: movilizaciones, paros, ocupaciones de Instituciones Públicas son parte de las formas de resistencia de los trabajadores, en especial, ante un sistema que mediante sus gobiernos de turnos, intenta amedrentar a todos aquellos que osen hacer valer su voz, queriendo humillarlos públicamente y poniéndolos como responsables de los males de la educación
Como parte del pueblo que estudia, es apoderado, que trabaja educando, que ejerce tareas como asistente de la educación, y como trabajadores en su conjunto, nos hacemos parte de esta lucha de los profesores y creemos que es el momento para proyectar un camino de largo aliento, que nos permita la transformación real de la Educación, pues en ella, se encuentra parte de la transformación social que necesitamos como pueblo. La educación y los trabajadores que la circundan debemos ser capaces de promover espacios de reflexión crítica, desde donde se puede hacer una resistencia al sistema económico y su formación valórica que sustenta el individualismo y la falta de solidaridad.
Movimiento Popular de Trabajadores de la Educación
MPTRED
Mptred@gmail.com
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